El Día de los Derechos Humanos de este año cae en un momento que nunca olvidaremos.
La COVID-19 ha irrumpido en nuestro mundo y lo ha trastocado.
Es una tragedia que presenta a su vez una extraordinaria oportunidad para reconstruir este mundo y mejorarlo.
Este Día de los Derechos Humanos es un llamado a la acción.
Un llamado que nos exhorta a todos a aprovechar esta oportunidad y edificar ese mundo que anhelamos.
Para cumplir esa tarea, debemos aceptar las lecciones que la crisis nos ha proporcionado.
La primera: erradicar todo tipo de discriminación. Al igual que las dolencias previas que hacen más frágiles a las personas, los incumplimientos de los derechos humanos vuelven más vulnerable a la sociedad en su conjunto. Si un solo individuo está en situación de riesgo, todos corremos peligro. La discriminación, la marginación y otras violaciones de derechos humanos nos perjudican a todos.
La segunda: reducir las desigualdades. La protección social universal, la cobertura sanitaria para todos y otros sistemas que propician el ejercicio de los derechos fundamentales no son un lujo. Son mecanismos que cohesionan a la sociedad y crean un futuro más equitativo.
La tercera: fomentar la participación, especialmente la de los jóvenes. Todas las opiniones tienen derecho a ser escuchadas.
La cuarta: ampliar nuestra determinación y redoblar esfuerzos para implementar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, un programa específico orientado a hacer realidad los derechos humanos universales. Llevar a cabo estas acciones no es solo hacer lo correcto, es también lo más inteligente.
Y solo hay una manera de hacerlo: defendiendo los derechos humanos.
Porque los derechos humanos permiten crear sociedades más justas y fuertes. Por eso constituyen la respuesta a la crisis humanitaria actual.
Al igual que la situación de emergencia planteada por el cambio climático, la COVID-19 nos recuerda que estamos unidos como miembros de una sola humanidad.
Por eso debemos actuar.
Porque mediante la acción conjunta lograremos una mejor recuperación.
Porque, con mayor solidaridad, podremos forjar un mundo más resiliente, más sostenible y más justo.
Por todo eso, les pido que se sumen a la defensa de los derechos humanos.