El bienestar de la humanidad está inextricablemente ligado a la salud de nuestro planeta. Los bosques desempeñan un papel crucial a este respecto.
Los bosques filtran el aire que respiramos y el agua que bebemos. También regulan el clima, y absorben un tercio de los gases de efecto invernadero que se emiten cada año en el mundo.
Los bosques son el hábitat del 80 % de las especies terrestres conocidas, muchas de las cuales están amenazadas. En la actualidad, más de 1 millón de los 8 millones de especies vegetales y animales del planeta están en peligro de extinción.
Unos 1.600 millones de personas dependen directamente de los bosques, de los que derivan alimentos, refugio, energía, medicinas e ingresos.
A pesar de todo lo que aportan los bosques, la reducción de la superficie forestal continúa a un ritmo alarmante. Cada año perdemos 10 millones de hectáreas de bosque, una superficie equiparable a la de Islandia.
La deforestación también aumenta el riesgo de que se declaren brotes de enfermedades infecciosas y pandemias.
Este año da comienzo el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas, en el que se hace un llamamiento a adoptar las medidas necesarias para prevenir, detener e invertir la degradación de los bosques y otros ecosistemas.
Si no actuamos ahora, nos arriesgamos a no poder dar marcha atrás más adelante. Aun no es tarde, con todo, para deshacer algunos de los daños que hemos causado.
Las crisis a las que se enfrenta nuestro planeta exigen que todos actuemos de forma urgente: Gobiernos, organizaciones internacionales y de la sociedad civil, sector privado, autoridades locales y particulares.
Los pueblos indígenas nos muestran el camino a seguir, protegiendo la diversidad biológica de la Tierra y obteniendo resultados de conservación con muy pocos recursos financieros y escaso apoyo.
En este Día Internacional de los Bosques, sembremos las semillas de un futuro sostenible comprometiéndonos a restaurar y conservar nuestros bosques en beneficio de las personas y del planeta.