17 de junio
La humanidad está librando una guerra implacable y autodestructiva contra la naturaleza.
La biodiversidad está disminuyendo, la concentración de gases de efecto invernadero está aumentando y las huellas de nuestra contaminación se pueden encontrar hasta en las islas más remotas y las cumbres más altas.
Tenemos que hacer las paces con la naturaleza.
La tierra puede ser nuestro mejor aliado, pero está sufriendo.
La degradación de las tierras como consecuencia del cambio climático y la expansión de la agricultura, las ciudades y las infraestructuras socava el bienestar de 3.200 millones de personas.
Además, perjudica a la biodiversidad y permite la aparición de enfermedades infecciosas como la COVID-19.
La restauración de las tierras degradadas contribuiría a eliminar carbono de la atmósfera, ayudaría a las comunidades vulnerables a adaptarse al cambio climático y podría aumentar la producción agrícola cada año en 1,4 billones de dólares.
Lo mejor de todo es que la restauración de las tierras es sencilla, barata y accesible para todos.
De hecho, es una de las formas más democráticas y favorables a los pobres de acelerar el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Este año comienza el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas.
Por ello, en este Día Internacional, comprometámonos a poner la salud de las tierras en el centro de todas nuestras iniciativas de planificación.