9 de agosto de 2021
Los pueblos indígenas de todo el mundo siguen haciendo frente a una abrumadora situación de marginación, discriminación y exclusión. Enraizadas en el colonialismo y el patriarcado, estas profundas disparidades se sustentan en una profunda resistencia a reconocer y respetar los derechos, la dignidad y las libertades de los pueblos indígenas.
A lo largo de la historia moderna, los pueblos indígenas han sido despojados de sus tierras y territorios, de su autonomía política y económica, e incluso de sus propios hijos. Sus culturas y lenguas han sido denigradas y aniquiladas.
En los últimos meses, el mundo ha vuelto a ser testigo de parte del horror sufrido por las comunidades indígenas a manos de los colonizadores. Algunos países han comenzado a abordar este legado atroz mediante la presentación de disculpas, iniciativas en favor de la verdad y la reconciliación, y reformas legislativas y constitucionales. Sin embargo, es preciso hacer mucho más.
Necesitamos un nuevo contrato social que restablezca y honre los derechos, la dignidad y las libertades de quienes han sufrido tantas privaciones durante tanto tiempo, y para ello es fundamental el diálogo genuino, la interacción y la voluntad de escuchar. Disponemos ya de los instrumentos necesarios para tal fin, en particular la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y el documento final de la Conferencia Mundial sobre los Pueblos Indígenas.
No hay excusa para negar a los 476 millones de personas de los pueblos indígenas del mundo la libre determinación y la participación significativa en todos los procesos de toma de decisiones. El consentimiento libre, previo e informado es fundamental para que los pueblos indígenas puedan materializar su propia visión del desarrollo.
Y mientras crece el reconocimiento de la importancia de los conocimientos indígenas, en particular para resolver las crisis del clima y la biodiversidad y prevenir la aparición de enfermedades contagiosas, debemos garantizar que esos conocimientos sean propiedad de las comunidades indígenas y que sean ellas mismas quienes los compartan.
El sistema de las Naciones Unidas tiene un papel crucial que desempeñar. En este Día Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo, seamos verdaderamente solidarios y trabajemos para poner fin a las graves desigualdades de los pueblos indígenas de todo el mundo, para reconocer plenamente los abusos que han sufrido y para celebrar sus conocimientos y su sabiduría.