En este Día Internacional de la No Violencia, conmemoramos no solo el nacimiento de Mahatma Gandhi, sino también los valores intemporales que defendió: el respeto y la comprensión mutuos, la justicia, y el poder de la acción pacífica.
Nuestro mundo se enfrenta a graves dificultades: desigualdades crecientes, tensiones que van en aumento, proliferación de los conflictos, y empeoramiento del caos climático.
Vemos también cómo se hacen más profundas las divisiones dentro de los países, y cómo la democracia se ve amenazada y el discurso de odio y la intolerancia van en auge.
Podemos superar estas aflicciones y trazar el rumbo hacia un futuro más brillante y pacífico.
Podemos hacerlo si entendemos, como entendía Gandhi, que la magnífica diversidad de nuestra familia humana es un tesoro, no una amenaza.
Si invertimos en cohesión social y fomentamos el valor de llegar a acuerdos y la determinación de cooperar.
Si nos aseguramos de que todos nosotros, con independencia de condición, origen, circunstancia o fe, podamos vivir con dignidad, oportunidades y derechos.
Si nos unimos en torno a nuestra humanidad común.
Recordemos el sabio consejo de Gandhi: “Nuestra capacidad para alcanzar la unidad en la diversidad será la belleza y la prueba de nuestra civilización”.
Prestemos hoy atención a sus palabras y volvámonos a comprometer con este propósito esencial.