El Día Mundial de la Alimentación de 2023 cae en medio de una crisis alimentaria mundial, que está haciendo que el mundo retroceda en la lucha por acabar con el hambre y la malnutrición.
Unos 780 millones de personas en todo el mundo están padeciendo hambre; casi 50 millones de niños corren el riesgo de morir de emaciación grave. Aun así, la financiación para el llamamiento humanitario mundial de este año alcanza apenas el 32 %.
En este mundo en el que hay tanta abundancia, es indignante que cada pocos segundos muera una persona de hambre, y que el Programa Mundial de Alimentos se haya visto obligado a recortar sus programas de ayuda esencial.
En 2015, tras años de avances, los Gobiernos fijaron el objetivo de alcanzar el hambre cero para 2030.
Pero, ocho años después, el número de personas que padecen hambre ha aumentado considerablemente.
Esta crisis exige que actuemos: ante todo, que actúen los Gobiernos nacionales, porque son los responsables de asegurarse de que su población tenga suficiente para comer.
No obstante, muchos Gobiernos carecen de recursos para eso, por lo que también hace falta la verdadera solidaridad internacional.
Entre las causas duraderas de la crisis alimentaria mundial se cuentan los conflictos, los fenómenos climáticos extremos, la desigualdad y la inestabilidad económica.
El sistema de las Naciones Unidas está haciendo frente a esas causas primordiales dando apoyo para que los sistemas alimentarios sean sostenibles y equitativos y den prioridad a las personas antes que a las ganancias económicas.
Esto implica un enorme aumento de las inversiones en agricultura resiliente, que a su vez deben ajustarse a la acción climática.
Implica también aprovechar la ciencia y la tecnología para aumentar la eficiencia y el alcance de los sistemas alimentarios.
El tema del Día Mundial de la Alimentación de este año se centra en el agua, indispensable para una alimentación nutritiva y sana.
La gestión sostenible del agua para la agricultura y la producción de alimentos es esencial para acabar con el hambre, alcanzar los ODS y preservar el agua para las generaciones futuras.
Es posible lograr el hambre cero.
En este Día Mundial de la Alimentación, llamo a los Gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y el mundo académico a que trabajen juntos,
a que prioricen la alimentación de quienes padecen hambre,
a que hagan del empeño por poner fin a esta crisis la primera prioridad de la agenda mundial
y a que inviertan en soluciones a largo plazo que den a todos lo suficiente para comer.