El 99 % de la humanidad respira aire contaminado, lo que hace que unos 8 millones de personas mueran prematuramente, entre ellas más de 700.000 niños menores de 5 años.
La contaminación también está asfixiando las economías y calentando nuestro planeta, echando leña al fuego de la crisis climática. Y afecta desproporcionadamente a los miembros más vulnerables de la sociedad, como las mujeres, los niños y las personas mayores.
Sin embargo, la contaminación es un asesino silencioso al que se le puede poner freno.
Invertir en aire limpio exige medidas por parte de los Gobiernos y las empresas: eliminar gradualmente los combustibles fósiles, reforzar la vigilancia de la calidad del aire, hacer cumplir las normas de calidad del aire, impulsar las energías renovables, avanzar hacia soluciones limpias para cocinar, construir sistemas sostenibles de transporte y de gestión de desechos, limpiar las cadenas de suministro y reducir las emisiones nocivas, en particular de metano.
También es fundamental poner precio al carbono.
Al mismo tiempo, las organizaciones de desarrollo, las instituciones financieras y las organizaciones filantrópicas pueden reorientar el capital financiero hacia tecnologías de aire limpio para hacer frente a la triple crisis planetaria.
Ante todo, debemos trabajar juntos a escala regional y mundial.
Invertir en aire limpio salva vidas, combate el cambio climático, fortalece las economías, construye sociedades más justas y promueve los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En el Día Internacional del Aire Limpio por un Cielo Azul, invirtamos ahora para poder respirar tranquilos sabiendo que estamos garantizando un planeta más sano para todos.