La pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) ha afectado a la esencia misma de las comunidades y de las sociedades, profundizando las desigualdades preexistentes.
Incluso en circunstancias normales, los 1.000 millones de personas que viven con discapacidad en todo el mundo tienen menos probabilidades de disfrutar del acceso a la educación, la atención sanitaria y los medios de subsistencia o de participar en la comunidad y ser incluidas en ella.
Es más probable que las personas con discapacidad vivan en condiciones de pobreza y, por otro lado, están expuestas a mayores tasas de violencia, abandono y abuso.
Además, cuando las comunidades se encuentran en las garras de crisis como la COVID-19, las personas con discapacidad están entre las más afectadas.
Promover la inclusión de las personas con discapacidad significa reconocer y proteger sus derechos.
Estos derechos afectan a todos los aspectos de la vida: el derecho a ir a la escuela, vivir en la propia comunidad, acceder a la atención sanitaria, fundar una familia, participar en política, hacer deporte, viajar y tener un trabajo decente.
A medida que el mundo se recupera de la pandemia, debemos asegurarnos de que las aspiraciones y los derechos de las personas con discapacidad se incluyan y se tengan en cuenta en un mundo pos-COVID-19 que sea inclusivo, accesible y sostenible.
Esta visión solo se logrará si se consulta activamente a las personas con discapacidad y a las organizaciones que las representan.
En este Día Internacional de las Personas con Discapacidad, comprometámonos a trabajar juntos para superar los obstáculos a los que se enfrentan las personas con discapacidad y a luchar contra las injusticias y la discriminación que sufren.