“Esta ayuda no se puede parar porque es vital para la salud de los adultos mayores de nuestra comunidad”
07 abril 2022
El Fondo Humanitario de Venezuela y sus aliados en terreno trabajan incansablemente a diario para que nadie en Venezuela se quede atrás.
Sentada en una silla de madera que hace las veces de mecedora, espera Carmen a sus vecinos. Poco a poco van traspasando el umbral de la puerta. Unos llegan sin ayuda, otros, lo hacen pegados a sus bastones y los que más problemas de movilidad tienen, acceden al patio en una silla de ruedas empujada por algún familiar o voluntaria. Lo que sí se ha logrado es que nadie llegue tarde.
A las diez de la mañana está todo listo en la casa de Carmen para que el grupo de adultos mayores de Tacarigua de la Laguna, municipio Páez, estado Miranda, pase consulta médica. Hoy toca medir talla, peso y la tensión arterial para complementar los exámenes, rayos y toma de muestras, que les hicieron en un centro de diagnóstico cercano quince días antes. Con los resultados en mano y con las prescripciones hechas por el médico y las enfermeras que se han desplazado hasta allí, recibirán un tratamiento o darán continuidad al que ya tienen a través de un proyecto financiado por el Fondo Humanitario de Venezuela (FHV) y ejecutado por su socio, la ONG Convite.
Todo está organizado en ese patio, que hoy es consultorio médico pero que, de lunes a viernes, es el restaurante de Carmen. Ella fue enfermera toda su vida y tras recibir la jubilación, se pasó al negocio de la restauración para mantenerse activa y completar una pensión con la que prácticamente no puede comprar nada. También vende pescado y plátano y con lo que reúne come y hace frente a los gastos básicos. Para las medicinas, no llega.
“Mi vida sería bien difícil sin Convite. Me ayudan con la pastilla para la tensión y, cuando murió mi hija, me dieron apoyo terapéutico”, confiesa apenada al tiempo que recuerda que también le dieron unas lentes que le permiten ver de cerca. “Al vecino le entregaron un andador y un bastón porque ya no podía caminar solo”.
Mientras ella expresa su agradecimiento al proyecto, un grupo de enfermeras va revisando las historias clínicas de cada paciente. A su derecha, una mesa llena de cajas de medicamentos de las que van tomando las pastillas que colocan, por separado y con una identificación, en una pequeña bolsa trasparente que entregarán a cada persona con su tratamiento. La mayoría son para las enfermedades más prevalentes, la hipertensión y la diabetes.
Para muchos, esta es la única asistencia médica que van a recibir porque carecen de recursos propios para acceder a ella. Además de enfocarse en la salud, este proyecto, que es conocido como AgeHumProject, dota a las personas adultas mayores de insumos que les permita mejorar sus condiciones generales de vida (atención médica especializada, sillas de ruedas, bastones, andadores, fármacos, exámenes médicos, anteojos y apoyo psicosocial).
Se podría decir que AgeHumProject es mucho más que salud, especialmente, porque el proyecto también puso el foco en la creación de una red de personas voluntarias que se encargan de estar en contacto con las personas beneficiarias para conocer sus necesidades y avances y, por qué no, dar compañía para vencer la soledad. Es el caso de Malena, quien a sus 64 años decidió embarcarse en esta aventura que le ayuda a sentirse activa y útil. “Me tocó recolectar información de puerta en puerta. Me gusta ayudar a las personas porque veo en qué condiciones viven. Me gusta ver su sonrisa y el brillo de sus ojos cuando nos ven aparecer”, afirma.
Hasta la fecha, se ha mejorado la salud visual de 3.371 personas y se han realizado las siguientes intervenciones: 14 jornadas móviles en zonas rurales, 111 consultas de medicina general, 244 consultas de medicina interna, 66 consultas de ginecología, 21 consultas de cardiología, 87 consultas de odontología, 115 perfiles sanguíneos. Adicionalmente, se ha brindado soporte alimentario a 40 centros de atención de personas mayores en Miranda y Distrito Capital, beneficiando con 12,5 toneladas de proteínas a 3.000 personas que hacen vida en estos centros.
Como se muestra a través de este proyecto, la salud es una de las áreas de atención prioritarias para el FHV. Además de los adultos mayores en riesgo, en las dos asignaciones realizadas por el Fondo en 2021, se priorizó la atención en salud a comunidades indígenas y el enfoque de derechos sexuales y reproductivos, con el fin de cubrir los grupos poblacionales y áreas más vulnerables y afectados por el impacto de la COVID-19. Todo ello se está logrando de la mano de los socios del FHV como PLAFAM, CESVI, Convite, TECHO, IMC y Fundación Tierra Viva.
Cuando ya son pocos los que quedan en su patio después de haber pasado por un chequeo y recibir su tratamiento, Carmen se dirige a un pequeño espacio donde abundan figuras y estampillas religiosas. Es, sin duda, su lugar preferido de oración y agradecimiento. Por eso, se dirige hasta allí para concluir la jornada y explicar que cada día reza “a mi Virgen y a los niños de Atocha para seguir recibiendo apoyo porque no se puede parar esta ayuda que es vital para la salud de los adultos mayores de nuestra comunidad”.
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El Fondo Humanitario de Venezuela (FHV) fue creado en septiembre de 2020 por el Coordinador de Ayuda de Emergencia (ERC) de Naciones Unidas. Su principal objetivo es apoyar en la implementación del Plan de Respuesta Humanitaria de Venezuela (HRP) y fortalecer el papel de organizaciones humanitarias locales y nacionales, proporcionándoles recursos para responder a necesidades de emergencia imprevistas de manera oportuna y eficaz.
El FHV cuenta con el apoyo de donantes internacionales como Alemania, Canadá, República de Corea, España, Irlanda, Noruega, Reino Unido y Suiza.