Durante tres decenios, la comunidad internacional ha celebrado la labor de los periodistas y otros profesionales de los medios de comunicación.
Este día pone de relieve una verdad fundamental: la libertad de todos nosotros depende de la libertad de prensa.
La libertad de prensa es el cimiento sobre el que se sustentan la democracia y la justicia. Gracias a ella, disponemos de todos los datos que necesitamos para formar una opinión e interpelar al poder con la verdad. Y, como nos recuerda el tema de este año, la libertad de prensa representa la esencia misma de los derechos humanos.
No obstante, en todos los rincones del mundo, la libertad de prensa está siendo objeto de ataques.
La verdad se ve amenazada por la desinformación y el discurso de odio, que tratan de desdibujar las líneas que separan los hechos de la ficción, y la ciencia de las conspiraciones.
La concentración creciente del sector de los medios de comunicación en manos de unos pocos, la ruina financiera de decenas de agencias de noticias independientes y el mayor número de leyes y reglamentos nacionales que sofocan a los periodistas no hacen sino ampliar la censura y amenazar la libertad de expresión.
Mientras tanto, los periodistas y demás trabajadores de los medios de comunicación son objeto de ataques directos en línea y en otros ámbitos cuando desempeñan su labor esencial. Es habitual que sean acosados, intimidados, detenidos y encarcelados.
Al menos 67 profesionales de los medios de comunicación fueron asesinados en 2022, un aumento inconcebible del 50 % respecto del año anterior. Casi tres cuartas partes de las periodistas han sufrido violencia en línea, y una de cada cuatro ha recibido amenazas de violencia física.
Hace diez años, las Naciones Unidas establecieron un Plan de Acción sobre la Seguridad de los Periodistas para proteger a los profesionales de los medios de comunicación y poner fin a la impunidad por los delitos cometidos contra ellos.
En este Día Mundial de la Libertad de Prensa y todos los demás, el mundo debe hablar con una sola voz.
No más amenazas ni ataques.
No más periodistas detenidos y encarcelados por hacer su trabajo.
No más mentiras ni desinformación.
No más ataques contra la verdad y quienes la proclaman.
Cuando los periodistas defienden la verdad, el mundo está de su lado.