ACNUR trabaja para brindar servicios de protección, acceso a derechos y oportunidades a las personas que retornan a Venezuela
09 enero 2024
Hace cuatro años, Yurley Parra (34) y su hijo Yurneiker (4) emprendieron un viaje en busca de nuevas oportunidades.
La situación financiera de su familia era una expresión de la situación económica del país, donde, para Yurley, como madre cabeza de hogar, era muy difícil generar ingresos que le permitieran cubrir las necesidades básicas de ella y de su hijo.
Ante esta situación, Yurley contempló la posibilidad de dejar su amada Táchira natal para probar suerte en el vecino país de Colombia, una tierra que hasta cierto punto le resultaba familiar, debido a la cercanía que Táchira, como estado occidental fronterizo de Venezuela, tiene con Colombia.
Con muy pocas cosas en la maleta, pero llenos de ilusión y de determinación de comenzar una nueva vida, en 2020 Yurley y Yurneiker dejaron su casita a las orillas del Río Torbes en la comunidad de La Machirí, estado Táchira, y se trasladaron a la ciudad de Medellín, en el corazón de Colombia.
Una vez en tierras antioqueñas, Yurley se dispuso a buscar empleo de inmediato. Debía generar ingresos para sostenerse y cubrir las necesidades básicas suyas y de Yurneiker, aunado a la responsabilidad de asumir la totalidad de sus cuidados, lejos de sus familiares y amigos, sin tener a nadie quien la apoyara. Fueron días muy duros, donde la ansiedad de no encontrar empleo y el agotamiento de la búsqueda estaban constantemente presentes en la mente de Yurley. La realidad no le ofrecía las oportunidades que ella había imaginado y, por las cuales, había dejado Venezuela:
“Siempre fue muy duro, siempre fue pesado… hubo cosas muy duras. Me tocó trabajar en las calles, vendiendo café. Una vez logré emplearme formalmente en una empresa, pero los turnos eran en la noche y no tenía quien me cuidara a mi hijo que estaba pequeñito. Pasaron cosas muy duras, una señora que me estaba cuidando al niño me lo maltrató”.
Además de lo difícil que era para Yurley dejar al pequeño Yurneiker al cuidado de extraños, a pesar de las extendidas jornadas de trabajo sus ingresos no alcanzaban para cubrir sus necesidades básicas:
“Yo a veces por turno, lo que ganaba era 20.000 pesos. Yo encima tenía que pagar arriendo, demasiado caro. Me tocaba trabajar mucho y no me alcanzaba”.
Durante tres años, la vida de Yurley transcurrió entre la angustia de no tener quien le cuidara a su hijo mientras ella trabajaba, la nostalgia de estar lejos de sus familiares y amigos y la estrechez económica de una remuneración que no le daba para vivir. Con el transcurrir del tiempo, observaba con preocupación que no aparecían nuevas oportunidades y que su hijo iba creciendo sin la debida atención y cuidados. Siendo así, a inicios del 2023, Yurley tomó la decisión de emprender el viaje de retorno a Venezuela:
“Yo regresé para acá en marzo. Me tocó irme a vivir a casa de mi mamá, porque mi casa no estaba habilitada. Y aunque eso también fue duro, ahora todo es más fácil, porque estoy con mi familia. Si yo necesito algo ellos me ayudan, entre todos nos ayudamos. Estoy en la tierra en la que nací. Y estoy muy bien aquí la verdad, porque mi familia me ha ayudado mucho y hay organizaciones que me han ayudado también, como ACNUR”.
Yurley regresó a Venezuela con muchas ganas de emprender. Quiere aprender oficios que le permitan generar ingresos para su hijo y el resto de su familia. Desde su llegada, se integró a las actividades que se llevan a cabo en el centro comunitario de su localidad, La Machirí, donde ACNUR, en conjunto con instituciones públicas, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y diversas ONG, está desarrollando programas de capacitación en medios de vida para la población local, las personas refugiadas y las personas que retornan a Venezuela.
Entre las capacitaciones que se ofrecen en este programa se encuentran: cursos de panadería y repostería, reparación de motocicletas y peluquería. Hasta el momento, 35 personas se han capacitado en estos talleres, adquiriendo herramientas para trabajar y generar ingresos.
En julio de 2023, Yurley comenzó a capacitarse en peluquería, aprendiendo varios estilos y peinados básicos para trabajar de forma independiente en este oficio y capitalizar ganancias. Adicionalmente, se siente feliz de haberse reencontrado con los suyos y que Yurneiker esté creciendo rodeado del amor de su familia:
“Volver a estar nuevamente con tu familia es una felicidad inmensa. Más allá de cualquier dificultad o emoción, les digo que de verdad estar en la tierra de uno, es siempre más seguro”.
ACNUR apoya a las personas que retornan al país, trabajando en conjunto con autoridades, agencias hermanas de las Naciones Unidas y ONG nacionales e internacionales, facilitando su reintegración efectiva en las comunidades. Además, como parte de su estrategia de protección con enfoque comunitario, ACNUR fortalece espacios en comunidades a lo largo del país, para que las personas refugiadas, retornadas y personas en situación de vulnerabilidad tengan acceso a servicios de identidad, salud, educación y recreación.