El racismo, un mal que infecta a países y sociedades de todo el mundo, constituye una herencia profundamente arraigada del colonialismo y la esclavitud.
Sus consecuencias son devastadoras: oportunidades arrebatadas; la privación de la dignidad; derechos vulnerados; y vidas segadas y destruidas.
El racismo está muy extendido, pero no afecta de la misma manera a todas las comunidades.
El tema del Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial de este año pone de relieve este hecho, centrándose en las personas afrodescendientes, el reconocimiento, la justicia y el desarrollo.
Las personas afrodescendientes no solo han tenido que hacer frente a una historia singular de racismo sistémico e institucionalizado, sino que también hoy en día tienen que afrontar enormes dificultades. Debemos dar respuesta a esa realidad, aprendiendo de la incansable defensa de las personas afrodescendientes y apoyándonos en ella.
Para lograrlo, los Gobiernos han de impulsar políticas y otras medidas con las que erradicar el racismo dirigido contra las personas afrodescendientes.
Y las empresas tecnológicas han de combatir urgentemente los prejuicios raciales presentes en la inteligencia artificial.
En este Día, comprometámonos a aunar fuerzas para forjar un mundo en el que la dignidad, la justicia y la igualdad de oportunidades reinen en todas las comunidades y en todas partes.