El hambre y la malnutrición forman parte de la vida cotidiana de miles de millones de niños, mujeres y hombres, señal de que algo no va nada bien en este planeta nuestro.
El Día Mundial de la Alimentación nos sirve para tener presentes a los 733 millones de personas que no tienen suficientes alimentos a raíz de conflictos, la marginalización, el cambio climático, la pobreza y las crisis económicas, incluidas las que corren el riesgo de sufrir hambruna causada por el ser humano en Gaza y el Sudán.
También nos sirve para tener presentes a los 2.800 millones de personas que no pueden permitirse llevar una alimentación sana, incluidas las que tienen sobrepeso, en un contexto en el que la obesidad se está disparando.
La buena noticia es que es posible lograr el hambre cero.
La Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios, celebrada en 2021, nos encaminó hacia la reducción de las ineficiencias y las desigualdades de nuestros sistemas alimentarios.
Estos requieren una profunda transformación, con el apoyo de las empresas, el mundo académico, las instituciones de investigación y la sociedad civil, para que ganen en eficiencia, inclusividad, resiliencia y sostenibilidad.
Los Gobiernos deben trabajar con todos los asociados para incentivar la producción y la venta de alimentos sanos y nutritivos a precios asequibles.
En el Día Mundial de la Alimentación, intensifiquemos la lucha contra el hambre y la malnutrición.
Actuemos para defender el derecho a la alimentación en aras de una vida y un futuro mejores.