Educación y cultura como prioridad en el mundo
10 septiembre 2020
- El bienestar entre naciones, y una cultura de solidaridad ante el prójimo nos llevará a redireccionar lo aparentemente complejo.
Por Adrián Ascanio, director, compositor y contrabajista de El Sistema.
Si bien es cierto, la situación actual ante la pandemia que hemos estado viviendo a muchos nos ha llevado a replantear nuestra vida totalmente, desde un punto de vista casi ilógico a lo que por tantos años hemos proyectado como nuestra forma de vida, sin embargo, hemos estado aprendiendo a solventar sobre la marcha las vicisitudes que se no presentan en el camino, marcando con paso firme el compás de nuestras rutinas para ser mejores.
Incluso, ante una crisis económica mundial muchos nos hemos visto en la necesidad de reinventarnos, replantearnos, y buscar nuevos métodos (y formas) para ayudar a nuestro entorno y buscar verdaderos planes auto sostenibles para mantener a flote nuestra vida cotidiana, así como también nuestras instituciones.
Por ejemplo, yo he tenido, de manera recurrente en mi mente, un fragmento de un poema que mi abuelita, cada primer día de colegio, me recitaba (de Elías Calixto Pompa):
“Estudia, y no serás, cuando crecido,
Ni el juguete vulgar de las pasiones,
Ni el esclavo servil de los tiranos”.
¿Es ilógico realmente esto? En lo personal, yo diría que no. Aunque cuando tenía 10 años no entendía en absoluto esa tradición de mi abuela, hoy día veo claramente su intención en que no dejara nunca de estudiar.
Y es que la inventiva y la creatividad ante situaciones verdaderamente difíciles se ven envueltas en las grandes posibilidades que nos brinda la cultura y la educación que hemos recibido por tantos años, y no me refiero solamente a la academia formal sino a la educación cotidiana que te brinda tu entorno, y que día a día desarrollamos con cada nuevo aprendizaje.
Ahora, nos encontramos en una situación en donde con máscaras en nuestros rostros demostramos aún más nuestro verdadero ser, una total dicotomía ante la sociedad que nunca antes habíamos mostrado.
Ante una sociedad tan frágil, que incluso llamamos "la generación de cristal", nos vemos envueltos en una situación que más allá de sólo deprimirnos, nos enseña el valor de una buena educación, para que así dentro de nuestras posibilidades podamos brindar soluciones en nuestro haber.
Qué fácil hubiera sido llegar a cada persona y que con solidaridad retornable se pudiera sacar a todo el planeta del atolladero en que nos encontramos, es por eso que dirijo estas pocas líneas a plantear que la educación y la buena cultura como desarrollo de las naciones debe predominar ante las crisis económicas, políticas, y sanitarias, ya que con esto se auto sustentará y evolucionará la crisis mundial a un punto que quizás no sea utópico, pero sí mucho mejor.
El bienestar entre naciones, y una cultura de solidaridad ante el prójimo nos llevará a redireccionar lo aparentemente complejo, así como también a no ser el juguete vulgar de las pasiones ni el esclavo servil de los tiranos.
Adrián Ascanio, es director, compositor y contrabajista formado en El Sistema. Inicia sus estudios en composición musical con el maestro Blas Emilio Atehortúa además de los maestros: Juan Soublette, Beatriz Bilbao y Gerardo Gerulewitz. Su trabajo en la dirección orquestal ha sido guiado bajo la filosofía del maestro José Antonio Abreu en donde su más importante premisa es la integración de cada niña niño y joven a la sociedad por medio de la música, por lo cual su especialidad en orquestas juveniles lo ha ayudado a cumplir con este propósito. Fue miembro de la Fila de Contrabajos de Orquesta Sinfónica Juvenil José Félix Ribas y director de los Núcleos Colonia Tovar, Petare y Los Chorros. Fue director de la Orquesta Sinfónica de las Juventudes “Antonio José de Sucre”. Actualmente trabaja en El Sistema como parte de la coordinación académica del Programa Académico Orquestal además de haber emprendido una labor como creador de contenido en la que en forma de pequeños tips o capsulas creativas lleva el mundo de la música a todos los jóvenes.
Fuente: El Universal